jueves, 24 de julio de 2008

EL PAISAJE INTERNO (1ª PARTE) Silo

El paisaje interno

I. LA PREGUNTA
1. He aquí mi pregunta: ¿a medida que la vida pasa, crece en ti la felicidad o el sufrimiento? No pidas que defina estas palabras. Responde de acuerdo a lo que sientes...
2. Aún cuando sabio y poderoso, si no crece en ti y en quienes te rodean la felicidad y la libertad, rechazaré tu ejemplo.
3. Acepta en cambio mi propuesta: sigue el modelo de aquello que nace, no de lo que camina hacia la muerte. Salta por encima de tu sufrimiento y entonces no crecerá el abismo sino la vida que hay en ti.
4. No hay pasión, ni idea, ni acto humano que se desentienda del abismo. Por tanto, tratemos lo único que merece ser tratado: el abismo y aquello que lo sobrepasa.
II. LA REALIDAD
1. ¿Qué quieres tú? Si dices que lo más importante es el amor o la seguridad, entonces hablas de estados de ánimo, de algo que no ves.
2. Si dices que lo más importante es el dinero, el poder, el reconocimiento social, la causa justa, Dios o la eternidad; entonces hablas de algo que ves o que imaginas.
3. Nos pondremos de acuerdo, cuando digas: "¡Quiero la causa justa porque rechazo el sufrimiento!"; "...quiero esto porque me tranquiliza; no quiero aquello porque me desconcierta o me violenta".
4. ¿Será entonces que toda aspiración, toda intención, toda afirmación y toda negación, tienen por centro tu estado de ánimo? Podrías replicar que aunque triste o alegre, un número es siempre el mismo y que el sol es el sol, aunque no exista el ser humano.
5. Yo te diré que un número es distinto a sí mismo según tengas que dar o recibir, y que el sol ocupa más lugar en los seres humanos que en los cielos.
6. El fulgor de una brizna encendida, o de una estrella, danza para tu ojo. Así, no hay luz sin ojo y si otro fuera el ojo distinto efecto tendría ese fulgor.
7. Por tanto, que tu corazón afirme: "¡Amo ese fulgor que veo!", pero que nunca diga, "¡ni el sol, ni la brizna, ni la estrella, tienen que ver conmigo!".
8. ¿De qué realidad hablas al pez y al reptil, al gran animal, al insecto pequeño, al ave, al niño, al anciano, al que duerme y al que frío o afiebrado vigila en su cálculo o su espanto?
9. Digo que el eco de lo real murmura o retumba según el oído que percibe; que si otro fuera el oído, otro canto tendría lo que llamas "realidad".
10. Por tanto, que tu corazón afirme: "¡Quiero la realidad que construyo!".


III. EL PAISAJE EXTERNO

Mira cómo, lentamente, camina esa pareja. Mientras él enlaza su cintura ella reclina su cabeza sobre el hombro amistoso. Y avanzan en el otoño de las hojas crepitantes... en la expiración del amarillo, del rojo y del violeta. Jóvenes y hermosos avanzan, sin embargo, hacia la tarde de la niebla plomo. Una llovizna fría y los juegos de los niños, sin niños, en jardines desiertos.
1. Para unos, esto reaviva suaves y tal vez, amables nostalgias. Para otros, libera sueños. Para algunos más, promesas que serán cumplidas en los días radiantes que vendrán. Así, frente a un mismo mar, este se angustia y aquél, reconfortado, se expande. Y mil más, sobrecogidos, contemplan los peñones helados; mientras otros tantos, admiran esos cristales tallados a escala gigantesca. Unos deprimidos, otros exaltados, frente al mismo paisaje.
2. Si un mismo paisaje es diferente para dos personas, ¿en dónde está la diferencia?
3. Ha de suceder con aquello que se ve y aquello que se escucha. Toma como ejemplo la palabra "futuro". Este se crispa, aquél permanece indiferente y un tercero sacrificaría su "hoy" por ella.
4. Toma como ejemplo la música. Toma como ejemplo las palabras con significado social o religioso.
5. A veces ocurre que un paisaje es reprobado o aceptado por las multitudes y los pueblos. Sin embargo, esa reprobación o aceptación, ¿está en el paisaje o en el seno de las multitudes y los pueblos?
6. Entre la sospecha y la esperanza tu vida se orienta hacia paisajes que coinciden con algo que hay en ti.
7. Todo este mundo que no has elegido sino que te ha sido dado para que humanices, es el paisaje que más crece cuanto crece la vida. Por tanto, que tu corazón nunca diga: "¡Ni el otoño, ni el mar, ni los montes helados tienen que ver conmigo!", sino que afirme: "¡Quiero la realidad que construyo!".


IV. EL PAISAJE HUMANO

Si una estrella lejana está ligada a ti, ¿qué debo pensar de un paisaje viviente en el que los venados eluden los árboles añosos y los animales más salvajes lamen a sus crías suavemente? ¿Qué debo pensar del paisaje humano en el que conviviendo la opulencia y la miseria unos niños ríen y otros no encuentran fuerzas para expresar su llanto?
1. Porque si dices: "Hemos llegado a otros planetas", debes declarar también: "Hemos masacrado y esclavizado a pueblos enteros, hemos atestado las cárceles con gentes que pedían libertad, hemos mentido desde el amanecer hasta la noche... hemos falseado nuestro pensamiento, nuestro afecto, nuestra acción. Hemos atentado contra la vida a cada paso porque hemos creado sufrimiento".
2. En este paisaje humano, conozco mi camino. ¿Qué pasará si nos cruzamos en dirección opuesta? Yo renuncio a todo bando que proclame un ideal más alto que la vida y a toda causa que, para imponerse, genere sufrimiento. Así es que, antes de acusarme por no formar parte de facciones, examina tus manos. No sea que en ellas descubras la sangre de los cómplices. Si crees que es valiente comprometerte con aquéllas ¿qué dirás de ése al que todos los bandos asesinos acusan de no comprometerse? Quiero una causa digna del paisaje humano: la que se compromete a superar el dolor y el sufrimiento.
3. Niego todo derecho a la acusación que provenga de un bando en cuya historia (cercana o lejana), figure la supresión de la vida.
4. Niego todo derecho a la sospecha que provenga de aquellos que ocultan sus sospechosos rostros.
5. Niego todo derecho a bloquear los nuevos caminos que necesita recorrer el ser humano, aunque se ponga como máximo argumento a la urgencia actual.
6. Ni aún lo peor del criminal me es extraño. Y si lo reconozco en el paisaje, lo reconozco en mí. Así es que quiero superar aquello que en mí y en todo hombre lucha por suprimir la vida. ¡Quiero superar el abismo!
Todo mundo al que aspiras, toda justicia que reclamas, todo amor que buscas, todo ser humano que quisieras seguir o destruir, también están en ti. Todo lo que cambie en ti, cambiará tu orientación en el paisaje en que vives. De modo que si necesitas algo nuevo, deberás superar lo viejo que domina en tu interior. ¿Y cómo harás esto? Comenzarás por advertir que aunque cambies de lugar, llevas contigo tu paisaje interno.


V. EL PAISAJE INTERNO

1. Tú buscas lo que crees que te hará feliz. Eso que crees, sin embargo, no coincide con lo que otro busca. Podría suceder que tú y aquél anhelaran cosas opuestas y que llegaran a creer que la felicidad del uno se opone a la del otro; o bien, que anhelaran la misma cosa y al ser ésta única o escasa, llegaran a creer del mismo modo, que la felicidad del uno se opone a la del otro.
2. Tal parece que se podría disputar tanto por un mismo objeto, como por objetos opuestos entre sí. ¡Extraña lógica la de las creencias capaz de mover un similar comportamiento respecto de un objeto y de su opuesto!
3. Ha de estar en la médula de lo que crees la clave de lo que haces. Tan poderosa es la fascinación de lo que crees que afirmas su realidad aunque sólo exista en tu cabeza.
4. Pero volviendo al punto: tú buscas lo que crees que te hará feliz. Aquello que crees de las cosas no está en ellas sino en tu paisaje interno. Cuando tú y yo miramos esa flor podemos coincidir en muchas cosas. Pero cuando dices que ella te dará la felicidad suprema me dificultas toda comprensión porque ya no hablas de la flor, sino de lo que crees que ella hará en ti. Hablas de un paisaje interno que tal vez no coincida con el mío. Bastará con que des un paso más para que trates de imponerme tu paisaje. Mide las consecuencias que se pueden derivar de ese hecho.
5. Es claro que tu paisaje interno no es sólo lo que crees acerca de las cosas sino también lo que recuerdas, lo que sientes y lo que imaginas sobre ti y los demás; sobre los hechos, los valores y el mundo en general. Tal vez debamos comprender esto: paisaje externo es lo que percibimos de las cosas, paisaje interno es lo que tamizamos de ellas con el cedazo de nuestro mundo interno. Estos paisajes son uno y constituyen nuestra indisoluble visión de la realidad.


VI. CENTRO Y REFLEJO

"Paisaje externo es lo que percibimos de las cosas, paisaje interno es lo que tamizamos de ellas con el cedazo de nuestro mundo interno. Estos paisajes son uno y constituyen nuestra indisoluble visión de la realidad." Y es por esta visión que nos orientamos en una dirección u otra.
1. Pero está claro que, según avanzas, se modifica tu visión.
2. No hay aprendizaje, por pequeño que sea, que se cumpla sólo al contemplar. Aprendes porque algo haces con lo que contemplas y cuanto más haces más aprendes, ya que según avanzas se modifica tu visión.
3. ¿Qué has aprendido sobre el mundo? Has aprendido lo que has hecho. ¿Qué quieres del mundo? Quieres según lo que te haya sucedido. ¿Qué no quieres del mundo? No quieres de acuerdo a lo que te ocurrió.
4. Escúchame, jinete que cabalgas a horcajadas del tiempo: puedes llegar a tu paisaje más profundo por tres distintas sendas. ¿Y qué encontrarás en su interior? Emplázate en el centro de tu paisaje interno y verás que toda dirección multiplica ese centro.
5. Rodeado por una muralla triangular de espejos tu paisaje se refleja infinitamente en infinitos matices. Y allí todo movimiento se convierte y recompone una y otra vez conforme orientes tu visión por el camino de imágenes que hayas elegido. Puedes llegar a ver delante tuyo tus propias espaldas y al mover una mano a la derecha ésta responderá a la izquierda.
6. Si ambicionas algo en el espejo del futuro verás que corre en dirección opuesta en el espejo del hoy o del pasado.
7. Jinete que cabalgas a horcajadas del tiempo, ¿qué cosa es tu cuerpo sino el tiempo mismo?


PAISAJE INTERNO (2ª PARTE) Silo

VII. DOLOR, SUFRIMIENTO Y SENTIDO DE LA VIDA

1. El hambre, la sed, la enfermedad y toda injuria corporal, son el dolor. El temor, la frustración, la desesperanza y toda injuria mental, son sufrimiento. El dolor físico retrocederá en la medida en que avancen la sociedad y la ciencia. El sufrimiento mental retrocederá en la medida en que avance la fe en la vida, esto es: en la medida en que la vida cobre un sentido.
2. Si acaso te imaginas como un bólido fugaz que ha perdido su brillo al tocar esta tierra, aceptarás al dolor y al sufrimiento como la naturaleza misma de las cosas. Pero si crees que has sido arrojado al mundo para cumplir con la misión de humanizarlo, agradecerás a los que te precedieron y construyeron trabajosamente tu peldaño para continuar en el ascenso.
3. Nombrador de mil nombres, hacedor de sentido, transformador del mundo... tus padres y los padres de tus padres se continúan en ti. No eres un bólido que cae sino una brillante saeta que vuela hacia los cielos. Eres el sentido del mundo y cuando aclaras tu sentido iluminas la tierra. Cuando pierdes tu sentido la tierra se oscurece y el abismo se abre.
4. Te diré cuál es el sentido de tu vida aquí: ¡humanizar la Tierra! ¿Qué es humanizar la Tierra? Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin límite, es amar la realidad que construyes.
5. No puedo pedirte que vayas más allá pero tampoco será ultrajante que yo afirme: "¡Ama la realidad que construyes y ni aún la muerte detendrá tu vuelo!".
6. No cumplirás con tu misión si no pones tus fuerzas en vencer el dolor y el sufrimiento en aquellos que te rodean. Y si logras que ellos, a su vez, emprendan la tarea de humanizar al mundo, abrirás su destino hacia una vida nueva.


VIII. EL JINETE Y SU SOMBRA

Cuando el sol arreboló el camino, la silueta se alargó entre piedras y severos matorrales. Y el jinete fue enlenteciendo la marcha hasta que se detuvo muy cerca de un fuego joven. Y un hombre viejo, que con sus manos acariciaba las llamas, saludó al jinete. Este desmontó y ambos hablaron. Luego el jinete continuó su camino.
Cuando la sombra cayó bajo los cascos del caballo, el jinete se detuvo un instante e intercambió palabras con un hombre que lo detuvo a la vera del camino.
Cuando la sombra se alargó a espaldas del jinete, éste ya no aminoró el paso. Y un joven que quiso detenerlo alcanzó a gritar: "¡Vas en dirección opuesta!".
Pero la noche desmontó al jinete y éste sólo vio la sombra en su alma. Entonces, suspirando para sí y las estrellas, dijo:
"En un mismo día un viejo me habló de la soledad, la enfermedad y la muerte; un hombre, acerca de cómo son las cosas y las realidades de la vida. Finalmente, un joven ni siquiera me habló sino que gritando quiso desviar mi camino en dirección desconocida. El viejo sentía temor a perder sus cosas y su vida; el hombre, temor por no alcanzar a tomar lo que creía que eran sus cosas y su vida. Y el joven, temor a no poder escapar de sus cosas y su vida.
Extraños encuentros éstos en los que el anciano sufre por el corto futuro y se refugia en su largo pasado. El hombre sufre por su situación actual buscando abrigo en lo que pasó o habrá de suceder, según se lo ajuste por el frente o por atrás. Y el joven sufre porque un corto pasado muerde sus talones impulsando su fuga hacia el largo futuro. Sin embargo, reconozco en el rostro de los tres mi propio rostro y me parece advertir que todo ser humano, sea cual fuere su edad, puede transitar por esos tiempos y ver en ellos fantasmas que no existen. ¿O existe hoy aquella ofensa de mi juventud? ¿O existe hoy mi vejez? ¿O anida hoy, en esta oscuridad, mi muerte?
Todo sufrimiento se desliza por recuerdo, por imaginación, o por aquello que se percibe. Pero gracias a esas tres vías existe el pensamiento y el afecto y el quehacer humano. Ha de ser, entonces, que si esas vías son necesarias también son conductos de destrucción si las contamina el sufrimiento.
¿Pero no será el sufrimiento el aviso que nos da la vida cuando su correntada es invertida? La vida puede ser invertida por algo (para mí desconocido), que se hace con ella. Así pues ese anciano, ese hombre y ese joven, algo han hecho con sus vidas para que ellas se inviertan".
Entonces el jinete que meditaba en la oscuridad de la noche se durmió. Y al dormirse soñó y en su sueño se iluminó el paisaje. Allí estaba en el centro de un espacio triangular, amurallado por espejos. Los espejos reflejaban su imagen, multiplicándola. Según escogiera una dirección, se veía como anciano; al tomar otra, su rostro era de hombre o, finalmente, de muchacho... Pero él se sentía como un niño, en el centro de sí mismo.
Entonces sucedió que todo comenzó a oscurecerse y cuando no pudo reconocer más que una pesada oscuridad, despertó. Abrió los ojos y vio la luz del sol. Luego montó en su cabalgadura y al ver que la sombra se alargaba, dijo para sí: "Es la contradicción la que invierte la vida y genera sufrimiento... El sol se opone para que el día sea noche pero el día será según lo que yo haga con él".


IX. CONTRADICCIÓN Y UNIDAD

1. La contradicción invierte la vida. Es la inversión de esa corriente creciente de la vida la que se experimenta como sufrimiento. Por ello el sufrimiento es la señal que advierte sobre la necesidad de cambio en la dirección de las fuerzas que se oponen.
2. Aquel que se encuentra detenido en la marcha por su repetida frustración está aparentemente detenido porque, en verdad, regresa. Y una vez y otra vez, los fracasos pasados cierran su futuro. Quien se siente frustrado ve el futuro como repetición de su pasado al tiempo que experimenta la necesidad de separarse de él.
3. Quien presa del resentimiento acomete el futuro, ¿qué no hará por vengar en intrincado desquite, su pasado?
4. Y en la frustración y en el resentimiento se violenta el futuro para que curve su lomo en sufriente regreso.
5. A veces, los sabios recomendaron el amor como escudo protector de los sufrientes embates... Pero la palabra "amor", engañosa palabra, ¿significa para ti el desquite del pasado o una original, límpida y desconocida aventura lanzada al porvenir?
6. Así como he visto a lo solemne cubrir grotescamente lo ridículo, así como he visto a la vacua seriedad enlutar lo grácil del talento, he reconocido en muchos amores la autoafirmación vindicativa.
7. ¿Qué imagen tienes de los sabios? ¿Verdad que los concibes como seres solemnes, de ademanes pausados... como quienes han sufrido enormemente y en función de ese mérito te invitan desde las alturas con suaves frases en las que se repite la palabra "amor"?
8. Yo, en todo verdadero sabio he visto un niño que corretea en el mundo de las ideas y las cosas, que crea generosas y brillantes burbujas a las que él mismo hace estallar. En los chispeantes ojos de todo verdadero sabio he visto "danzar hacia el futuro los pies ligeros de la alegría". Y muy pocas veces he escuchado de su boca la palabra "amor"... porque un sabio verdadero nunca jura en vano.
9. No creas que por la venganza purificas tu pasado sufriente, ni tampoco por usar el "amor" como poderosa palabra, o como recurso de una nueva trampa.
10. Verdaderamente amarás cuando construyas con la mira puesta en el futuro. Y si recuerdas lo que fue un gran amor sólo habrás de acompañarlo con suave y silenciosa nostalgia, agradeciendo la enseñanza que ha llegado hasta tu día actual.
11. Así es que no romperás tu sufrimiento pasado falseando o envileciendo el futuro. Lo harás cambiando la dirección de las fuerzas que provocan contradicción en ti.
12. Creo que sabrás distinguir entre lo que es dificultad (bienvenida sea, ya que puedes saltar sobre ella) y lo que es contradicción (solitario laberinto sin punto de salida).
13. Todo acto contradictorio que por cualquier circunstancia hayas efectuado en tu vida, tiene un inequívoco sabor de violencia interna y de traición a ti mismo. Y no importará por qué motivos te encontraste en esa situación, sino cómo organizaste tu realidad, tu paisaje, en ese preciso instante. Algo se fracturó y cambió tu rumbo. Ello te predispuso a una nueva fractura. Así es que todo acto contradictorio te orienta a su repetición, del modo en que todo acto de unidad, también busca reflotar más adelante.
14. En los actos cotidianos se vencen dificultades, se logran pequeños objetivos, o se cosechan minúsculos fracasos. Son actos que complacen o desagradan pero que acompañan el vivir diario, como los andamios de una gran construcción. Ellos no son la construcción pero son necesarios para que ésta se efectúe. Tal vez estos andamios sean de un material u otro, no importará eso, mientras sean idóneos para su objetivo.
15. En cuanto a la construcción en sí, donde pongas material defectuoso multiplicarás el defecto y donde lo pongas sólido, proyectarás la solidez.
16. Los actos contradictorios o unitivos hacen a la esencial construcción de tu vida. En el momento en que te encuentres enfrentado a ellos no debes equivocarte, porque si lo haces comprometerás tu futuro e invertirás la corriente de tu vida... ¿Cómo saldrás del sufrimiento luego?
17. Pero sucede que en estos momentos son numerosos ya tus actos contradictorios. ¿Si desde los cimientos todo está falseado qué queda por hacer? ¿Desmontar acaso toda tu vida para empezar de nuevo? Permíteme decirte que no creo que toda tu construcción sea falsa. Por consiguiente, abandona ideas drásticas que puedan acarrearte males mayores que los que hoy padeces.
18. Una vida nueva no se basa en la destrucción de los "pecados" anteriores sino en su reconocimiento, de modo que resulte clara en adelante la inconveniencia de aquellos errores.
19. Una vida comienza cuando comienzan a multiplicarse los actos unitivos de manera que su excelencia vaya compensando (hasta finalmente desequilibrar favorablemente), la relación de fuerzas anterior.
20. Debes ser muy claro en esto: tú no estás en guerra contigo mismo. Empezarás a tratarte como un amigo con el que hay que reconciliarse, porque la misma vida y la ignorancia te alejaron de él.
21. Necesitarás una primera decisión para reconciliarte comprendiendo tus contradicciones anteriores. Luego, una nueva decisión para querer vencer tus contradicciones. Por último, la decisión de construir tu vida con actos de unidad rechazando los materiales que tanto perjuicio han atraído sobre tu cabeza.
22. Es conveniente, en efecto, que aclares en tu pasado y en tu situación actual los actos contradictorios que verdaderamente te aprisionan. Para reconocerlos te basarás en los sufrimientos acompañados de violencia interna y del sentimiento de traición a ti mismo. Ellos tienen netas señales.
23. No estoy diciendo que debas mortificarte en exhaustivos recuentos sobre el pasado y el momento actual. Recomiendo, simplemente, que consideres todo aquello que cambió tu rumbo en dirección desafortunada y que te mantiene ligado con fuertes ataduras. No te engañes una vez más al decirte que aquellos son "problemas superados". No está superado, ni comprendido adecuadamente, aquello que no se ha cotejado a una nueva fuerza que compense y sobrepase su influencia.
24. Todas estas sugerencias tendrán valor si estás dispuesto a crear un nuevo paisaje en tu mundo interno. Pero nada podrás hacer por ti, pensando sólo en ti. Si quieres avanzar tendrás algún día que admitir que tu misión es humanizar el mundo que te rodea.
25. Si quieres construir una nueva vida libre de contradicciones, superadora creciente del sufrimiento, tendrás en cuenta dos falsos argumentos: el primero se ofrece como la necesidad de solucionar los íntimos problemas antes de acometer ninguna acción constructiva en el mundo. El segundo aparece como un total olvido de sí mismo, como un declamativo "compromiso con el mundo".
26. Si quieres crecer ayudarás a crecer a quienes te rodean. Y esto que afirmo, estés o no de acuerdo conmigo, no admite otra salida.


X. LA ACCIÓN VÁLIDA

1. Toda inversión en la correntada creciente de la vida, se experimenta como sufrimiento. Por ello, no solo la contradicción es fuente de injuria mental. Pero mientras numerosas formas de sufrimiento pueden ser sobrepasadas por imperio de las circunstancias, la contradicción permanece tejiendo su oscura red de sombras.
2. ¿Quién no ha sufrido la pérdida de afectos, de imágenes, de objetos? ¿Quién no ha temido, quién no ha desesperado, quién no ha compadecido y quién no se ha agitado en irritada rebelión contra los hombres, la naturaleza o los fatales desenlaces no queridos? Sin embargo, aquello que se temió en la oscuridad se esfumó con el día y mucho de lo perdido fue olvidado. Pero aquella íntima traición a sí mismo perdura en el pasado y envenena el futuro.
3. Lo más importante de la vida humana se construye con materiales de unidad o contradicción. Y ésa es la profunda memoria que continúa proyectando la existencia más allá de todo aparente límite, o que la desintegra en el preciso umbral. ¡Quepa a todo ser humano en su revisión final, la rememoración de su unidad interna!
4. ¿Y cuál es el sabor del acto de unidad? Para reconocerlo te basarás en la profunda paz que acompañada de una suave alegría te pone en acuerdo contigo mismo. Este acto tiene por señal a la verdad más íntegra porque en él se unifican en estrecha amistad el pensamiento, el sentimiento y el hacer en el mundo. ¡Indudable acción válida que se afirmaría mil veces más si se vivieran otras tantas vidas!
5. Todo fenómeno que hace retroceder el sufrimiento en otros se registra en quien lo produce como un acto válido, como un acto de unidad.
6. Entre dos tendencias se limita el hacer: allí el abismo que crece en la contradicción y, por encima, el vuelo que permite sobrepasarlo en acto válido.
7. Y la cuerda de la vida toma su singular modulación, en tanto se afloje o tense, hasta alcanzar la nota a que se aspira. Debe haber una nota y un ajuste y un especial procedimiento, de manera que la vibración ruede y luego se multiplique de modo conveniente.
8. La moral de los pueblos balbuceó con el hombre a medida que este se irguió en el paisaje. Y la moral señaló el "si" y el "no" de la acción, reivindicando lo "bueno", persiguiendo a lo "malo". ¿Seguirá lo bueno siendo bueno en este paisaje tan diverso? Si un inmutable Dios así lo afirma, ¡sea! Pero si Dios ha desaparecido para muchos ¿a quién queda ya juzgar? Porque la ley cambia con la opinión de los tiempos.
9. Este es el punto: ¿aquellos principios de acción válida que permitan a todo ser humano vivir en unidad interna serán fijas imágenes que habrán de obedecerse, o corresponderán a lo que se experimente cuando se los rechace o se los cumpla?
10. No discutiremos aquí la naturaleza de los principios de acción válida. En todo caso, tendremos en cuenta la necesidad de su existencia.

EL PAISAJE INTERNO (3ª PARTE) Silo

XI. PROYECCIÓN DEL PAISAJE INTERNO

Hemos hablado del paisaje, del sufrimiento, de la contradicción y de aquellos actos que dan unidad a la corriente de la vida. Pudiera creerse que todo ello permanece encerrado en el interior de cada ser humano o, en todo caso, que se exterioriza como acción individual sin otra consecuencia. Pues bien, las cosas son del modo opuesto.
1. Toda contradicción invierte la vida, comprometiendo el futuro de quien la padece y de aquellos que están en contacto con ese agente transmisor de infortunio. Toda contradicción personal contamina el paisaje humano inmediato como invisible enfermedad que se detecta solo en los efectos.
2. Antiguamente se culpaba a demonios y brujos por toda plaga que azotaba a las regiones. Pero, con el tiempo, el avance de la ciencia hizo más por los acusadores y acusados que el milenario clamor irresponsable. ¿En qué bando hubieras comprometido tu opinión? Tanto del lado de los puros como del lado de los réprobos, hubieras enzarzado sólo tu torpeza.
3. Aún hoy, cuando buscas a los culpables de tus desgracias, te sumas a la larga cadena de la superstición. Reflexiona, por tanto, antes de levantar tu dedo porque tal vez el accidente o, en otros casos, la proyección de tus contradicciones provocaron los tristes desenlaces.
4. Que tus hijos se orienten en dirección opuesta a tus designios tiene que ver más contigo que con tu vecino y, por cierto, que con un terremoto acontecido en otra latitud del mundo.
5. Así es que si tu influencia llega a un pueblo cuida muy bien de sobrepasar tu contradicción a fin de no envenenar con ella el aire que todos los demás respiren. Tú serás responsable por ti y por aquellos que reúnas a tu alrededor.
6. Por todo esto, si tu misión consiste en humanizar la Tierra, fortalece tus manos de noble labrador.

XII. COMPENSACIÓN, REFLEJO Y FUTURO

1. ¿Es que acaso la vida es sólo acción y reacción? El hambre ensueña con la saciedad, lo aprisionado con lo suelto, el dolor busca el placer y el placer se hastía de sí mismo.
2. Si la vida es sólo persecución de seguridad para quien teme al futuro, afirmación de sí para el desorientado, anhelo de venganza para la frustración pasada... ¿qué libertad, responsabilidad y compromiso, podrá sostenerse como invicta bandera?
3. ¿Y si la vida es sólo el espejo que refleja un paisaje, cómo podrá cambiar aquello que refleja?
4. Entre la fría mecánica de péndulos, o la fantasmal óptica de sólo espejos, ¿qué afirmas tú que afirme sin negar? ¿Qué afirmas sin regreso, o sin aritmética repetición?
5. Si afirmas aquello que se busca a sí mismo, eso cuya naturaleza es transformarse, que no tiene saciedad y que por esencia está abierto al futuro, entonces amas la realidad que construyes. Esa es pues tu vida: ¡la realidad que construyes!
6. Y habrá acción y reacción y también reflejo y accidente, pero si has abierto el futuro no habrá algo que te detenga.
7. Que por tu boca hable la vida y ella diga: "¡No existe algo que pueda detenerme!".
8. Inútil y malvada profecía que anuncia la hecatombe del mundo. Yo afirmo que el ser humano habrá no solamente de seguir viviendo sino que crecerá sin límite. Y también digo que los negadores de la vida desean robar toda esperanza, palpitante corazón del acto humano.
9. Quiera tu futura alegría que en los momentos más sombríos recuerdes esta frase: "¡la vida busca el crecimiento, no la compensación de la nada!".

XIII. LOS SENTIDOS PROVISIONALES

1. Cuando movido por la pendular compensación busco sentidos que justifiquen mi existencia, me dirijo hacia lo que necesito o creo necesitar. En todo caso ¿si no consigo aquello, o bien si lo consigo, qué pasará con mi sentido (en cuanto movimiento en una dirección)?
2. Estos sentidos provisionales, necesarios para el desarrollo de la actividad humana, no fundamentan mi existencia. Por otra parte, si me afirmo en una particular situación ¿qué sucederá cuando el accidente la desarticule?
3. A menos que se quiera reducir la existencia al agotamiento o la frustración, será menester descubrir un sentido que ni aún la muerte (si fuera el accidente), pueda agotar o frustrar.
4. No podrás justificar la existencia si pones como su fin el absurdo de la muerte. Hasta ahora fuimos compañeros de lucha. Ni tú, ni yo, quisimos doblegarnos ante dios alguno. Así quisiera recordarte siempre. ¿Por qué, entonces, me abandonas cuando voy a desobedecer a la muerte inexorable? ¿Cómo es que hemos dicho: "¡ni aún los dioses están por encima de la vida!" y ahora te arrodillas ante la negación de la vida? Tú haz como quieras, pero yo no bajaré la cabeza ante ningún ídolo aunque se presente "justificado" por la fe en la razón.
5. Si la razón debe estar en función de la vida, que sirva para hacernos saltar sobre la muerte. Que la razón, entonces, elabore un sentido exento de toda frustración, de todo accidente, de todo agotamiento.
6. No aceptaré a mi lado al que proyecte una trascendencia por temor sino a quien se alce en rebelión contra la fatalidad de la muerte.
7. Por ello quiero a los santos que no temen sino que verdaderamente aman. Quiero a los que con su ciencia y su razón vencen a diario el dolor y el sufrimiento. Y, en verdad, no veo diferencia entre el santo y el que alienta la vida con su ciencia. ¿Qué mejores ejemplos, qué guías superiores a esos guías?
8. Un sentido que quiera ir más lejos que lo provisional, no admitirá la muerte como el fin de la vida sino que afirmará la trascendencia como máxima desobediencia al aparente Destino. Y aquel que afirme que sus acciones desencadenan acontecimientos que se continúan en otros, tiene tomado entre sus manos parte del hilo de la eternidad.

XIV. LA FE

1. Siempre que escucho la palabra "fe", una sospecha brinca en mi interior.
2. Cada vez que alguien habla de la "fe", me pregunto a qué sirve eso que se anuncia.
3. He visto la diferencia que hay entre fe ingenua (también conocida como "credulidad") y aquella otra violenta e injustificada que da lugar al fanatismo. Ninguna de las dos es aceptable ya que mientras una abre la puerta al accidente, la otra impone su paisaje afiebrado.
4. Pero algo importante ha de tener esa tremenda fuerza capaz de movilizar la mejor causa. ¡Que la fe sea una creencia cuyo fundamento esté puesto en su utilidad para la vida!
5. Si se afirma que la fe y la ciencia se oponen, replicaré que he de aceptar la ciencia en tanto no se oponga a la vida.
6. Nada impide que la fe y la ciencia, si tienen la misma dirección, produzcan el avance auxiliando el entusiasmo al sostenido esfuerzo.
7. Y quien quiera humanizar, que ayude a levantar los ánimos señalando la posibilidad futura. ¿Sirve acaso a la vida la derrota anticipada del escéptico? ¿Podría la ciencia haberse sostenido sin la fe?
8. He aquí un tipo de fe que va contra la vida, esta fe que afirma: "¡la ciencia destruirá a nuestro mundo!" Cuánto mejor será poner fe en humanizar la ciencia cada día y actuar para que triunfe la dirección con la que fue dotada ya desde su nacimiento.
9. Si una fe abre el futuro y da sentido a la vida, orientándola desde el sufrimiento y la contradicción hacia toda acción válida, entonces su utilidad es manifiesta.
10. Esa fe, así como aquella que se deposita en uno mismo, en los demás y en el mundo que nos rodea, es útil a la vida.
11. Al decir: "¡la fe es útil!", seguramente habrás de molestar algún oído particularmente sensible, pero eso no debe preocuparte ya que ese músico, si se examina un poco, reconocerá cuán útil es también para él la fe aunque provenga de un instrumento distinto al que tú tocas.
12. Si logras fe en ti mismo y en lo mejor de quienes te rodean, fe en nuestro mundo y en la vida siempre abierta al futuro, empequeñecerá todo problema que hasta hoy te pareció invencible.

XV. DAR Y RECIBIR

1. Veamos qué relación estableces con tu paisaje externo. Tal vez consideres a los objetos, las personas, los valores, los afectos, como cosas expuestas ante ti para que elijas y devores de acuerdo a tus especiales apetencias. Esa visión centrípeta del mundo probablemente marque tu contradicción desde el pensamiento hasta los músculos.
2. Si tal es el caso, con seguridad que todo lo que se refiere a ti será muy apreciado: tanto tus placeres, como tu sufrimiento. Es difícil que quieras sobrepasar tus íntimos problemas ya que en ellos reconoces un tono que, por sobre todas las cosas, es tuyo. Desde el pensamiento hasta los músculos, todo está educado para contraer, no para soltar. Y, de este modo, aún cuando procedes con generosidad, el cálculo motiva tu desprendimiento.
3. Todo entra. Nada sale. Entonces, todo se intoxica desde tus pensamientos a tus músculos.
4. E intoxicas a cuantos te rodean. ¿Cómo podrías luego reprochar su "ingratitud" para contigo?
5. Si hablamos del "dar" y de la "ayuda", tú pensarás sobre lo que te pueden dar, o acerca de cómo te deben ayudar. Pero he aquí que la mejor ayuda que pudieran darte consiste en enseñarte a relajar tu contracción.
6. Digo que tu egoísmo no es un pecado sino tu fundamental error de cálculo porque has creído, ingenuamente, que recibir es más que dar.
7. Recuerda los mejores momentos de tu vida y comprenderás que siempre estuvieron relacionados con un dar desprendido. Esta sola reflexión debería ser suficiente para cambiar la dirección de tu existencia... Pero no será suficiente.
8. Es de esperar que esté hablando para otro, no para ti, ya que habrás comprendido frases como: "humanizar la Tierra", "abrir el futuro", "sobrepasar el sufrimiento en el mundo que te rodea" y otras cuantas más que tienen como base la capacidad de dar.
9. "Amar la realidad que se construye" no es poner como clave del mundo la solución a los propios problemas.
10. Terminemos esto: ¿quieres sobrepasar tu contradicción profunda? Entonces produce acciones válidas. Si ellas son tales, será porque estás dando ayuda a quienes te rodean.

XVI. LOS MODELOS DE VIDA

1. En tu paisaje interno hay una mujer o un hombre ideal que buscas en el paisaje externo a través de tantas relaciones, sin poder jamás tocar. Salvo el corto período en que el amor completo deslumbra con su chispa, esos pedernales no coinciden en un punto preciso.
2. Cada cual y a su modo, lanza su vida hacia el paisaje externo buscando completar sus modelos ocultos.
3. Pero el paisaje externo va imponiendo leyes propias y cuando pasa un tiempo, lo que fue el más acariciado ensueño resulta en una imagen por la que se experimenta ahora vergüenza o, cuando menos, un desvaído recuerdo. No obstante, existen profundos modelos que duermen en el interior de la especie humana esperando su momento oportuno. Esos modelos son la traducción de los impulsos que entrega el propio cuerpo al espacio de representación.
4. No discutiremos ahora el origen ni la consistencia de tales modelos; ni tampoco hablaremos de la complejidad del mundo en que se encuentran. Habremos simplemente de anotar su existencia, destacando que su función es compensar necesidades y aspiraciones que, a su vez, motivan la actividad hacia el paisaje externo.
5. Las culturas y los pueblos dan su singular respuesta al paisaje externo siempre teñida por modelos internos que el propio cuerpo y la historia han ido definiendo.
6. Es sabio quien conoce sus modelos profundos y más sabio es aún quien puede ponerlos al servicio de las mejores causas.

XVII. EL GUIA INTERNO

1. ¿Quién es tan admirado por ti que quisieras haber sido él?
2. Preguntaré más suavemente. ¿Quién te es ejemplar, de tal manera que desees incorporar en ti algunas de sus particulares virtudes?
3. ¿Acaso alguna vez, en tu pesar o confusión, has apelado al recuerdo de alguien que, existente o no, acudió como reconfortante imagen?
4. Estoy hablando de particulares modelos a los que podemos llamar "guías" internos, que a veces coinciden con personas externas.
5. Esos modelos que quisiste seguir desde pequeño fueron cambiando solamente en la capa más externa de tu diario sentir.
6. He visto cómo los niños juegan y hablan con sus imaginarios compañeros y sus guías. También he visto a las gentes de distintas edades, conectar con ellos en oraciones hechas con sincera unción.
7. Cuanto más fuertemente se hicieron las llamadas, desde más lejos acudieron estos guías que trajeron la mejor señal. Por ello supe que los guías más profundos son los más poderosos. Sin embargo, solamente una gran necesidad puede despertarlos de su letargo milenario.
8. Un modelo de ese tipo "posee" tres importantes atributos: fuerza, sabiduría y bondad.
9. Si quieres saber más de ti mismo observa qué características tienen aquellos hombres o mujeres que admiras. Y repara en que las cualidades que más aprecias de ellos obran en la configuración de tus guías internos. Considera que, aunque tu referencia inicial haya desaparecido con el tiempo, en tu interior quedará una "huella" que seguirá motivándote hacia el paisaje externo.
10. Y si quieres saber cómo se interpenetran las culturas estudia además del modo de producción de objetos, el modo de difusión de los modelos.
11. Importa pues que dirijas tu atención a las mejores cualidades de las demás personas porque impulsarás hacia el mundo lo que hayas terminado de configurar en ti.

XVIII. EL CAMBIO

Miremos hacia atrás por un instante.
Consideramos al ser humano en total ligazón e influencia con el mundo. Dijimos que su acción se manifiesta en el paisaje externo de acuerdo a cómo se va formando su paisaje interno. Esa acción es variada pero lo que define a una vida es su actividad contradictoria o unitiva. Por otra parte, la contradicción invierte a la vida y produce sufrimiento contaminando con él al mundo. Los actos de unidad abren el futuro haciendo retroceder el sufrimiento en uno mismo y en el mundo.
"Humanizar la Tierra" es lo mismo que "dar" en actos unitivos. No puede tener sentido más que provisional todo objetivo que concluya en el recibir. Su destino es conducir a la contradicción.
Existe una gran energía que puede ser movilizada al servicio de la vida: es la fe. También, en el paisaje interno, se mueven otras fuerzas que motivan la actividad hacia el paisaje externo: son los "modelos".
1. Definitivamente, la pregunta es ésta: ¿quieres superar el abismo?
2. Tal vez quieras hacerlo. ¿Pero cómo tomarás una nueva dirección si el alud ya ha sido desprendido y en su arrastre suma lo que encuentra?
3. Cualquiera sea tu decisión resta saber con qué medios y energía contarás para poder ejecutar el cambio.
4. Aunque tu elección sea muy tuya quisiera indicarte que cambiar la dirección de tu vida no es cosa que puedas realizar solamente con recursos de trabajo interno sino actuando decididamente en el mundo, modificando conductas.
5. Suma a la tarea tu medio inmediato, ese que influye decisivamente sobre ti y sobre el cual tú influyes. ¿Y cómo lo harás? No hay otro medio que éste: despertar la fe en que la conversión de la vida invertida es posible.
6. Este es el punto en que te dejo. Si te dispones a modificar tu vida transformarás al mundo y no triunfará el abismo sino aquello que lo sobrepase.

MISCELANEA - Gandhi

No deseo prever el futuro. Sólo me concierne preocuparme por el presente. Dios no me ha concedido dominio sobre lo que vendrá.

El objetivo siempre escapa de nosotros. Mientras mayor sea el progreso, mayor la comprensión de nuestra falta de mérito. La satisfacción reside en el esfuerzo, no en el resultado. Plenitud de esfuerzo es plenitud de victoria.

Si en apariencia tomo parte en política, ello se debe exclusivamente a que en la actualidad la política nos rodea igual que el abrazo de una serpiente del que no podemos desasirnos por mucho que lo intentemos. Por lo tanto, deseo luchar con la serpiente.

Niego ser un visionario. No acepto que me atribuyan santidad. Estoy en la tierra... Me siento inclinado a debilidades tan numerosas como las vuestras. Pero he visto el mundo. He vivido en el mundo con los ojos abiertos. He soportado las pruebas más tremendas que han recaído en el destino del hombre. He soportado esta disciplina.

Lo que es válido para los individuos es válido para las naciones. No se puede perdonar demasiado. El débil nunca puede perdonar. Perdonar es atributo de los fuertes.

Preferiría que la India pereciera antes de que conquistara la libertad con el sacrificio de la verdad.

Si no tuviera sentido del humor me habría suicidado hace mucho tiempo.

De alguna manera soy capaz de extraer lo más noble de la humanidad y eso me permite mantener mi fe en Dios y en la naturaleza humana.

Es una mala costumbre afirmar que los pensamientos ajenos son malos, que sólo los nuestros son buenos y que quienes sostienen puntos de vista distintos de los nuestros son enemigos de la patria.

La bondad debe unirse a la sabiduría. La mera bondad no basta. Se debe conservar el sutil discernimiento que acompaña al valor espiritual y al carácter. En una situación crucial debemos saber cuándo hablar y cuándo permanecer en silencio, cuándo obrar y cuándo evitar la acción.

En esas circunstancias la acción y la no acción se vuelven idénticas en vez de ser contradictorias.

Lo que más me ha asombrado en la vida de Tolstoi es el hecho de que practicara lo que predicaba y de que admitiera que en su búsqueda de la verdad nada era demasiado arduo... Fue el más notable apóstol de la no violencia que haya producido la época actual.

GHANDI - LA PLEGARIA

"Inicia tu dia con una plegaria y hazla tan conmovedora como para que perdure en ti hasta el atardecer.
Concluye el día con una plegaria, para disfrutar de una noche pacifica libre de sueños y de pesadillas.
Que la forma de la plegaria no te preocupe.
Deja que se manifieste como sea: tal es el modo en que nos pone en contacto con lo divino.
Cabe apenas una precaución: cualquiera sea su forma, no permitas que el espíritu se disperse mientras las palabras de la plegaria emanan de tu boca."..la plegaria no es un entretenimiento ocioso para alguna anciana. Entendida y aplicada adecuadamente, es el instrumento mas potente para la acción".

ACERCA DE LO HUMANO - Silo 1/5/83

Una cosa es la comprensión del fenómeno humano en general, y otra muy diferente es el propio registro de la humanidad en otros.

1.- Primera cuestión: La comprensión del fenómeno humano en general.
Si se dice que lo característico de lo humano es la sociabilidad o el lenguaje, o la transmisión de experiencia, no se define cabalmente lo humano, por cuanto en el mundo animal (aunque desarrollado elementalmente), encontramos todas esas expresiones.Observamos reconocimientos químicos de organismos de la colmena,, el cardumen o la manada, y atracciones o rechazos consecuentes. Existen organizaciones huéspedes, parásitas y simbióticas en las que reconocemos formas elementales de lo que luego veremos peraltado en algunas agrupaciones humanas...También encontramos una suerte de "moral" animal y resultados sociales punitivos para los transgresores, aún cuando desde afuera de esas conductas, se las pueda interpretar por los instinto de conservación de la especie, o por una imbricación de reflejos condicionados e incondicionados. El rudimento técnico tampoco es ajeno al mundo animal, y tampoco sentimientos de afecto, odio, pena y solidaridad entre miembros de un grupo, o entre grupos, o entre especies.
Y bien, ¿Qué define a lo humano en cuanto a tal?, lo define la reflexión de lo histórico- social como memoria personal. Todo animal es siempre el primer animal, pero cada ser humano es su medio histórico y social, y es además la reflexión y el aporte a la transformación o inercia de ese medio.
El medio para el animal, es el medio natural. El medio para el ser humano, es el medio histórico y social, es transformación del mismo y por cierto, es adaptación de lo natural a las necesidades inmediatas y a las de más largo plazo. Esta respuesta diferida del ser humano, frente a los estímulos inmediatos, este sentido y dirección de su obrar respecto de un futuro calculado (o imaginado), nos presenta una característica nueva frente al sistema de ideación, de comportamiento y de vida de los exponentes animales. La ampliación del horizonte temporal de la conciencia humana, permite a ésta retardos frente a los estímulos y ubicación de estos en un espacio mental complejo, habilitante para el emplazamiento de deliberaciones, comparaciones y resultantes fuera del campo perceptual inmediato.
En otras palabras: en el ser humano no existe "naturaleza" humana, a menos que esta "naturaleza" sea considerada como una capacidad diferente a la animal, de moverse entre tiempos fuera del horizonte de percepción. Dicho de otro modo: si hay algo "natural" en el ser humano, no es en el sentido mineral, vegetal o animal, sino en el sentido de que lo natural en él es el cambio, la historia, la transformación. Tal idea de cambio no se aviene convenientemente con la idea de "naturaleza" y por ello preferimos no usar esta última palabra como se ha venido haciendo y con la cual se han justificado numerosas deslealtades hacia el ser humano. Por ejemplo: porque los nativos de un lugar eran diferentes a los conquistadores de otro lugar, fueron llamados los "naturales" o aborígenes. Porque las razas presentaron algunas diferencias morfológicas o rudimentarias, fueron asimiladas a diferentes naturalezas dentro de la especie humana y así siguiendo. De ese modo, existía un orden "natural" y cambiar ese orden era un pecado contra lo establecido de un modo definitivo. Razas distintas, sexos distintos, posiciones sociales distintas, estaban establecidas dentro de un orden supuestamente natural, que debía conservarse de modo permanente.
Así es que la idea de naturaleza humana, sirvió a un orden de producción natural, pero se fracturó en la época de la transformación industrial. Aún hoy quedan vestigios de la ideología zoológica de la naturaleza humana, en la psicología, por ejemplo, en la cual todavía se habla de ciertas facultades naturales como la "voluntad" y cosas semejantes. El derecho natural, el Estado como parte de la naturaleza humana proyectada, etc., no han aportado sino su cuota de inercia histórica y de negación de la transformación.
Si la copresencia de la conciencia humana trabaja gracias a su enorme ampliación temporal, y si la intencionalidad de aquella permite proyectar un sentido, lo característico del ser humano es ser y hacer el sentido del mundo. Como se dice en Humanizar la Tierra: "Nombrador de mil nombres, hacedor de sentidos, transformador del mundo... tus padres y los padres de tus padres se continúan en ti. No eres un bólido que cae, sino una brillante saeta que vuela hacia los cielos. Eres el sentido del mundo y cuando aclaras tu sentido, iluminas la tierra. Te diré cuál es el sentido de tu vida aquí: Humanizar la Tierra. ¿Qué es humanizar la tierra?. Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin límite, es amar la realidad que construyes..."
Bien, estamos a una gran distancia de la idea de naturaleza humana. Estamos en lo opuesto. Quiero decir, si lo natural había asfixiado lo humano, merced a un orden impuesto con la idea de lo permanente, ahora estamos diciendo lo contrario: que lo natural debe ser humanizado y que esta humanización del mundo hace del hombre un creador de sentido, de dirección, de transformación. Si ese sentido es libertador de las condiciones supuestamente "naturales" de dolor y sufrimiento, lo verdaderamente humano es lo que va más allá de lo natural: es tu proyecto, tu futuro, tu hijo, tu brisa, tu amanecer, tu tempestad, tu ira y tu caricia. Es tu temor y es tu temblor por un futuro, por un nuevo ser humano libre de dolor y sufrimiento.


2.- Segunda cuestión: El propio registro de la humanidad en otros.
En tanto registre del otro su presencia "natural", el otro no pasará de ser una presencia objetal, o particularmente animal. En tanto esté anestesiado para percibir el horizonte temporal del otro, el otro no tendrá sentido más que en cuanto para- mí. La naturaleza del otro será un para- mi. Pero al construir al otro en un para- mi, me constituyo y me alieno en mi propio para- sí. Quiero decir: "Yo soy para- mi" y con esto cierro mi horizonte de transformación. Quien cosifica se cosifica, y con ello cierra su horizonte.
En tanto no experimente al otro fuera del para-mi, mi actividad vital no humanizará al mundo. El otro debería ser a mi registro interno, una cálida sensación de futuro abierto que ni siquiera termina en el sin sentido cosificador de la muerte.
Sentir lo humano en el otro, es sentir la vida del otro en un hermoso multicolor arco iris, que más se aleja en la medida en que quiero detener, atrapar, arrebatar su expresión. Tu te alejas y yo me reconforto si es que contribuí a cortar tus cadenas, a superar tu dolor y sufrimiento. Y si vienes conmigo es porque te constituyes en un acto libre como ser humano, no simplemente porque has nacido "humano". Yo siento en ti la libertad y la posibilidad de constituirte en ser humano. Y mis actos tienen en ti mi blanco de libertad. Entonces, ni aun tu muerte detiene las acciones que pusiste en marcha, porque eres esencialmente tiempo y libertad.
Amo pues del ser humano, su humanización creciente. Y en estos momentos de crisis, de cosificación, en estos momentos de deshumanización, amo su posibilidad de rehabilitación futura.

MARTIN LUTHER KING - Discurso 1963

Discurso durante la Marcha a Washington por Trabajos y por la Libertad 28 Agosto 1963 Washington, D.C.

Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy día en esta que será, en la historia, la más grande demostración para la libertad en la historia de nuestro País.

Hace cien años, un gran Americano, en cuya simbólica sombra estamos hoy parados, firmó la Proclamación de la Emancipación. Este trascendental decreto vino como un gran rayo de luz de esperanza para millones de esclavos Negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Vino como un lindo amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero cien años después, el Negro aún no es libre; cien años después, la vida del Negro aún es tristemente lisiada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el Negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el Negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad Americana y se encuentra desterrado en su propia tierra.

Entonces hemos venido hoy día aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En un sentido hemos venido a la capital de nuestro País a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y la Declaración de Independencia, ellos firmaban un pagaré del cual cada Americano sería el heredero. Este pagaré era la promesa que todo hombre, sí, el hombre negro y el hombre blanco, tendrían garantizados los derechos inalienables de vida, libertad, y búsqueda de la felicidad.

Es obvio hoy día que América ha incumplido este pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos de color. En lugar de honrar esta sagrada obligación, América ha dado a la gente Negra un cheque malo; un cheque que ha regresado con el sello “fondos insuficientes.” Pero rehusamos creer que el Banco de Justicia está quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de oportunidad de este País. Y entonces hemos venido a cobrar este cheque, el cheque que nos dará sobre manera la riqueza de libertad y la seguridad de justicia.

También hemos venido a este sagrado lugar para recordar a América la urgencia impetuosa de ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de Democracia; ahora es el momento de salir del obscuro y desolado valle de la segregación al camino alumbrado de la justicia racial; ahora es el momento de sacar nuestro País de las arenas movedizas de la injusticia racial, a la piedra sólida de la hermandad; ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento. Este verano ardiente por el legítimo descontento del Negro, no pasará hasta que no haya un otoño vigoroso de libertad e igualdad.

1963 no es el fin, si no el principio. Y los que pensaban que el Negro necesitaba desahogarse para sentirse contento, tendrán un rudo despertar si el País regresa al mismo oficio. No habrá ni descanso ni tranquilidad en América hasta que al Negro se le garantice sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión continuarán a sacudir las bases de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia.

Pero hay algo que yo debo decir a mi gente, los cuales están parados en el umbral gastado que conduce al palacio de la justicia. En el proceso de ganar el lugar que nos corresponde, no debemos ser culpables de hechos censurables. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad con tomar de la taza de la amargura y del odio. Siempre tendremos que conducir nuestra lucha en el plano alto de la dignidad y disciplina. No podemos permitir que nuestras protestas creativas se degeneren en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas del encuentro de la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia, la cual ha envuelto a la comunidad Negra, no debería llevarnos a desconfiar de toda la gente blanca; porque varios de nuestros hermanos blancos, como se ve hoy día por su presencia aquí, han venido a darse cuenta que su destino esta amarrado con nuestro destino. Y ellos han llegado a darse cuenta que su libertad esta inseparablemente unida a nuestra libertad. No podemos caminar solos. Y al caminar, debemos hacer la promesa que siempre marcharemos adelante. No podemos volver atrás.

Hay aquellos que están preguntando a los devotos de los Derechos Civiles, “Cuando estarán satisfechos?” Nunca podremos estar satisfechos mientras que el Negro sea víctima de horrores indescriptibles de brutalidad policial; nunca podremos estar satisfechos mientras que nuestros cuerpos, pesados por la fatiga de viajar, no podemos alojarnos en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades; no podremos estar satisfechos mientras que la mobilidad básica del Negro es de un barrio pequeño a uno más grande; nunca podremos estar satisfechos mientras que nuestros hijos están despojados de su personalidad y robados de su dignidad por un letrero escrito “Sólo Para Blancos,” no podremos estar satisfechos mientras que el Negro de Mississippi no pueda votar y el Negro de New York crea que no tiene nadie por quién votar. No! No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta “que la justicia corra como el agua y las virtudes como una fuerte quebrada,“

Yo no desconozco que algunos de ustedes han venido pasta aquí con grandes esfuerzos y tribulaciones. Algunos de ustedes han llegado recién de unas angostas celdas. Algunos de ustedes han venido de áreas donde su búsqueda de libertad los ha dejado golpeados por la tormenta de persecución y derrumbados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes han sido los veteranos de sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la fé de que el sufrimiento no merecido es redentorio. Regresen a Mississippi; Regresen a Alabama; Regresen a South Carolina; Regresen a Georgia; Regresen a Louisiana; Regresen a los barrios bajos y a los ghettos de nuestras ciudades Norteñas, sabiendo que de alguna manera esta situación podrá y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperación.

Entonces les digo a ustedes, mis amigos, que aunque nosotros enfrentemos las dificultades de hoy y de mañana, aún yo tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño Americano, que un día esta nación surgirá y vivirá verdaderamente de su credo, “nosotros mantenemos estos derechos patentes, que todo hombre es creado igual.” Yo tengo un sueño que ese día en las tierras rojas de Georgia, hijos de esclavos anteriores e hijos de dueños de esclavos anteriores se podrán sentar juntos a la mesa de la hermandad. Yo tengo un sueño que un día aún el estado de Mississippi, un estado ardiente por e1 calor de justicia, ardiente por el calor de la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia. Yo tengo un sueño que mis cuatro pequeños hijos algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de la piel, sino por el contenido de sus carácteres.

Hoy yo tengo un sueno!

Yo tengo un sueño que un día en Alabama, con sus racistas viciosos, con su Governador con sus labios goteando palabras de interposición y nulificación, un día allí en Alabama los pequeños negros, niños y niñas, podrán unir las manos con pequeños blancos, niños y niñas, como hermanos y hermanas.

Hoy yo tengo un sueno!

Yo tengo un sueño que algun día cada valle será elevado, y cada colina y montaña serán hechas llanas. Los lugares más ásperos serán aplanados y los lugares torcidos serán hechos rectos, “y la gloria de Dios será revelada y todo género humano se verá junto.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fé con la cual yo regreso al Sur. Con esta fé podremos labrar de la montaña de la desesperación, una piedra de esperanza. Con esta fé podremos transformar el sonido discordante de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fé podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, pararse juntos por la libertad, sabiendo que algún día seremos libres, y este es el día. Este será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar con nuevos sentidos “Mi País es de ti, dulce tierra de libertad a ti yo canto. Tierra donde mi padre murió, tierra del orgullo de los peregrinos, de cada lado de la montaña, dejemos resonar la libertad.” Y si América va a ser una grande nación, ésto tendrá que hacerse realidad.

Entonces dejen resonar la libertad desde la cima de los montes prodigiosos de New Hampshire; dejen resonar la libertad desde las poderosas montañas de New York; dejen resonar la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pennsylvania; dejen resonar la
libertad desde las rocas cubiertas de nieve de Colorado; dejen resonar la libertad desde las curvosas cuestas de California. Pero no sólo ésto. Dejen resonar la libertad de la Montaña de Piedra de Georgia; dejen resonar la libertad desde la montaña Lookout de Tennessee; dejen resonar la libertad desde cada colina y montaña de Mississippi. “De cada lado de montaña dejen resonar la libertad.” Y cuando ésto pase y cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar de cada aldea y cada caserío, de cada estado y cada ciudad, podemos apurar el día en que todos los hijos de Dios, hombre negro y hombre blanco, Judíos y Cristianos, Protestantes y Católicos, podemos unir nuestras manos y cantar en las palabras del viejo espiritual Negro: “Libre al Fin, Libre al Fin; Gracias Dios Omnipotente, somos libres al fin.”